viernes, 12 de marzo de 2010

Miguel Delibes


Tras el fallecimiento hoy del escritor académico español Miguel Delibes (Valladolid, 1920-2010) sólo quiero decir gracias por pasajes como el siguiente de su novela Los santos inocentes:

"y, de pronto, sucedió lo imprevisto, y como, si entre el Azarías y la grajilla se hubiera establecido un fluido, el pájaro se encaramó en la flecha de la veleta y comenzó a graznar alborozadamente.

¡quiá, quiá, quiá!

y en la sombra del sauce se hizo un silencio expectante y, de improviso, el pájaro se lanzó hacia delante, picó, y ante la mirada atónita del grupo, describió tres amplios círculos sobre la corralada, ciñéndose a las tapias y, finalmente, se posó sobre el hombro derecho de Azarías y empezó a picotearle insistentemente el cogote blanco como si le despiojara y Azarías sonreía, sin moverse, volviendo ligeramente la cabeza hacia ella y musitando como una plegaria,

milana bonita, milana bonita."

Y tambien gracias por obras como La sombra del ciprés es alargada, El Camino, Las ratas, Cinco horas con Mario y El hereje. Y más de sesenta libros en los que se siente la Vida y la bella vida del lenguaje castellano. Una prosa se ondea entre el habla rural y su sabiduría y las reflexiones que buscan la armonía con la naturaleza. El contraste de lo rural y provinciano con lo urbano, la altivez del segundo frente al primero. Para no seguir, mejor remito al especial que tiene este periódico sobre el ganador de premios como el Cervantes en 1993 y el Príncipe Asturias de las Letras en 1982.

Muchos momentos maravillosos frente a sus libros nos ha dejado Miguel Delibes, palabras, reflexiones y pasajes que ya se han quedado con nosotros como el descrito al comienzo de este post, cuyo final repito:

"y Azarías sonreía, sin moverse, volviendo ligeramente la cabeza hacia ella y musitando como una plegaria,

milana bonita, milana bonita".


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