sábado, 20 de noviembre de 2010

Brindis


Brindo por los años que pasaron.
Por los amores que perdí en el camino, heridas abiertas que sólo el tiempo ha podido restañar. Y por las nuevas que se abrirán y abatirán los sueños en gritos de desamparo y lágrimas de orfandad. Y por la vida que es injusta, y por la muerte compañera que dejará surcos en la arena y poemas por acabar perdidos inevitablemente entre espumas de dolor y mareas de agonía.
Brindo porque sé que la muerte bebe de la vida que el alma repite ensimismada, horas, sueños, caricias, venturas o palabras de amor que no me pertenecen y sin embargo son mías.
Así, ayudadme...

A no mirar el mundo con lejanía ni ahogarme en vuestro recuerdo.
A no ser transparente, pero dejar pasar la luz de vuestra presencia en mi vida.
A ser fuerte para que nada me afecte hasta la desesperación.
A aceptar que todas las horas hieren pero la última mata.
A no sufrir si lo inevitable se afianza en mi derredor.
A ser mejor de lo que he sido.
A no ser débil, en fin, porque… lo he sido.

Brindemos juntos por las horas aún por recorrer que en algún recodo me llevarán a fundirme en vuestra espera y terminar la increíble historia de amor que los avatares de una suerte desgraciada, truncó sin piedad y sin aviso.

A ti, que cada instante me amas sin remedio, que luchas por sujetarme en tus manos, que caminas a mi lado entre tormentas y lluvias de hogueras… te pido que brindes conmigo, ayudándome a ser eterna en tu mirada, en tus manos, en tu cuerpo, en tu hoy, sabiendo que mañana no existe y sólo entre tu piel y tus anhelos podré ser yo el hombre, tú la mujer, conjunción perfecta en la historia de una pasión sin límites escrita con palabras de fuego en el firmamento de los amores eternos.

Brindo por lo venir, con la promesa de ser yo y de que él y tú, los dos… seáis eternos.

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