sábado, 9 de octubre de 2010

Latidos


Soy apasionado e impulsivo. Puedo parecer distante, frío y lejano y necesito constantes retos de todo tipo, para sentirme vivo.
Primero siento y luego intento colocar esos latidos en las cuadrículas correspondientes de la racionalidad y del orden universal, aunque a veces, irremediablemente, dé alguna patada a ese equilibrio en el que suelo vivir, entre pequeñas huídas en las que me deslizo, para desbordarme a borbotones por el arco iris donde se gestan los colores del amor, la espera, el llanto, la ilusión, el dolor, la esperanza, la sonrisa o los errores.
He vivido ese amor, he desesperado en la espera, me he ahogado en llanto, he vibrado con la ilusión, me he quebrado en dolor, he renacido por la esperanza, he aprendido a sonreír ante las miradas ajenas y he cometido errores que seguiré cometiendo porque soy humano y sé que cada vez que me equivoco puedo aprender y rectificar, incluso pedir perdón.

Hace años decidí no tener raíces en ningún lugar y que mi único amparo fuera el mar y el cielo, únicos remansos de mis inquietudes y perfectos espejos de paz y serenidad en los que consigo volar o sumergirme sin miedo a nada.
Sentirme aire y ser suave brisa que acaricie los rostros de los seres que caminan perdidos por sus vidas o ser huracán que arremete contra los altos muros de la arrogancia majestuosa de la perfección; descubrirme ola y bañar suavemente la orilla o quebrarme tumultuoso contra el acantilado de mi propia seguridad.

Ahora mi alma pide tiempo para barnizar de un nuevo brillo mis sensaciones… muchos meses de intenso trabajo, emociones nuevas, proyectos, sueños y derrumbes, gritan implacables golpeando con sus ecos mi espíritu.

Necesito que las mariposas vuelvan a detenerse en mis manos.
Quiero volver a escuchar el canto de las hojas cayendo marchitas, presagio de próximos brotes.
Debo correr por la playa hasta agotarme y después, sentarme humilde y que las caracolas de la luz y el sosiego me devuelvan los cantos de océanos lejanos e historias de amores ancestrales surcando la historia del universo.

Tengo una vida y quiero dejar que me penetre en la piel.

Y a ti, que sé que me lees... Te Quiero.

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